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Vuelvo al sueño donde la agonía es constelación y refugio. Tejidos que se pudren en la alegría y el dolor, en la desesperación y el tiempo. Vuelvo al tiempo donde el sueño se electrocuta de vida y sólo es niebla, memoria repentina, fulguración extraña que alumbra los circuitos carcomidos. Ya no hay motivo, Madre, para llenar de sangre los besos.

Vuelvo al sueño.

Un pájaro de humo grita en la mañana.

 

Han cesado las revelaciones.

Pag.

 

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Daniel Casado y Chuty