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Tinta negra Supo enseguida que lo que escribía no lo leería nadie y que una vez terminado seria escondido o destruido para siempre pues las libertades de un cineasta topaban con la férrea censura de la época, sintió tras el rubor del miedo una absoluta libertad de relatar sin tapujos y con toda la crudeza la vida de esta ciudad a la que se conocía por sus militares, conventos y prostibulos.
No hizo falta salir mucho del convento de la Merced para acumular argumentos de peso para cargar a los personajes de realismo vital, con unas visitas a casa de la Santera donde se paraban de tertulia todos los villanos a la vuelta de la Alberca con los cántaros repletos y unos paseos a la vuelta de misa por los mentideros de la parte baja estuvo al orden de quien era quien y donde se cuecen las habas.
El sacristán de Santa María tras servir de presentador en todos los conventos hizo las veces en las tabernas y casas de alivios del barrio de la muralla.
Por las calles abundan los puestos ambulantes y la cantidad de caballos y carros hace difícil circular en los alrededores de la Plaza del mercado mayor.
Que placer girar la pluma en la tinta antes de escribir la primera letra, antes de escoger el hilo de lo que será contado y silenciado a la vez.
Tantos personajes que morirán dos veces tras ser inmortalizados por las letras.
Fray Gabriel encendió otra vela y miro de reojo el cerrojo de su celda cuando su mano empezó a escribir sacando de la tinta negra a todos los personajes que rondaban su espíritu.
Autor Chuty letra A |
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